María Fernanda Fernández Gutiérrez

 

Departamento de Historia del Arte y Musicología de la Universidad de Oviedo

 

Publicado en: Boletín de Letras del Real Instituto de Estudios Asturianos

(BIDEA), Oviedo, nº 157, Enero – Junio 2001, pp. 177 – 245, incluidas 17

páginas de ilustraciones

ISSN: 0020 – 384 X

 

 

C. 3. El contexto del proyecto arquitectónico:

la renovación de la construcción escolar en España (1920 – 1936).

En las páginas anteriores hemos perfilado las coordenadas ideológicas, tanto de teorías pedagógicas como de tipo legislativo e institucional, en que se incardina el nuevo espacio escolar. Desde fines del XIX y en el primer tercio del XX, la construcción escolar en nuestro país muestra la oscilación entre las tendencias internacionales y la afirmación del estilo español, en un movimiento paradójico de admiración y voluntad de diferenciación.

Nos interesa señalar cómo, desde la creación de la Oficina Técnica para la Construcción de escuelas, existe un pensamiento sobre las cualidades que debe tener la construcción escolar en el país, que pone las bases a la evolución experimentada justo antes del estallido de la guerra civil.

Si a fines del XIX, a través de viajes, exposiciones y libros, llegan las novedades extranjeras y sirven de acicate para la transformación de nuestras escuelas, diremos también que se asumen las propuestas sin crítica, manteniéndose aún el ideal arquitectónico cifrado en edificios sólidos, de grandes dimensiones, estilo ecléctico con concesiones al ornato en fachadas, y una prestancia urbana comparable a las casas consistoriales u otro edificio oficial; éstas serán las características de las escuelas de cierto presupuesto .

Con la creación por R. D. de 23 de Noviembre de 1920 de la Oficina Técnica(34), la situación varía. Supuso un ejercicio de racionalización en la erección de edificios, la tutela directa por parte del Estado y la proyección de escuelas por arquitectos especializados(35). Entre sus logros destaca la creación de modelos de edificios escolares, adaptados a distintos climas, distintos tipos de escuela (rural, urbana, unitaria,  graduada ), así  como  a  los  diversos  estilos  arquitectónicos,  y  la  revisión y adaptación de la Instrucción Técnico-Higiénica (1923). Se pretendía asimismo un diseño racional, en función de la pedagogía y la higiene escolar.

La singladura histórica de la Oficina Técnica abarca dos períodos marcados por el signo político: la Dictadura de Primo de Rivera, de relativa actividad, y la II República, en que se crearon muchos edificios. La crisis surge en 1933, por un debate entre los vanguardistas arquitectos del GATEPAC(36) y los de la Oficina (37), y su punto final lo

establece el estallido bélico. Antes de su desaparición publicará una nueva normativa, similar a la anterior aunque tendente al abaratamiento de costes(38).

 

La valoración de este organismo es muy positiva, por su racionalización de modelos y la adaptabilidad de los mismos, así como por el interés arquitectónico de sus realizaciones, como ha demostrado en su excelente artículo la profesora Lahoz Abad(39). Sin embargo, sufrió la crítica y el desprecio de los profesionales adscritos al racionalismo en boga.

 

La década de los treinta supuso el fin de la preponderancia de la Oficina en nuestro país y la instauración de las ideas de depuración y racionalidad en el ámbito escolar. El GATEPAC, al igual que los restantes renovadores europeos(40), se interesó por esta tipología y sus postulados de adhesión al estilo internacional influyeron en las realizaciones de la época.

Para comprender su posición podemos consultar la revista A. C. del GATEPAC, nº 9, dedicada monográficamente a escuelas, en la que estos innovadores profesionales afirman: “la urgencia de dar instrucción al mayor número posible de alumnos, dentro de los medios de que dispone el Estado, obliga a construir escuelas estrictamente funcionales”.

Su propuesta se basaba en un plan conjunto que debía determinar una serie de tipos y de elementos “standard”, adaptables a los distintos climas de España. Los planteamientos pedagógicos no son ajenos a su dictamen, pero se centran en principios espaciales. Perduran las ideas higienistas, relativas a la orientación, iluminación y ventilación, calefacción y “soleamiento”, pero aparecen ideas tales como “que el conjunto de todos los elementos que forman la escuela, ha de ligarse de una manera orgánica y racional (funcional)”, una crítica de la monumentalidad, las fachadas presuntuosas y la ordenación de la planta sin coherencia con el uso. No obstante, parte de la crítica era infundada: existen elementos idénticos en ambas doctrinas, como la adecuación al clima, pero indudablemente los racionalistas dieron un paso más en la renovación del modelo escolar.

 

La construcción escolar en Asturias. Los años 30.-

 

El ambiente arquitectónico de Asturias en el albor de los años 30 es comparable al de otras regiones periféricas españolas. La evolución desde fórmulas déco, regionalistas o revestidas de otros ropajes más o menos modernos se iba efectuando, suave pero imparablemente, hacia los postulados del racionalismo. Ahora bien, como ya han puesto de relive varios autores, esta construcción funcionalista es “marginal” y para distinguirla de un purista Movimiento Moderno se ha denominado “estilo salmón” (41).

 

La pregnancia de los postulados racionalistas en el ámbito de la enseñanza asturiana es clara y ofrece algunos de los mejores ejemplos de este estilo y manera de trabajar. Por disposición funcional, apariencia formal e innovación estructural, este conjunto está en la línea de otros trabajos de su tiempo de estos y otros arquitectos.

 

En el caso del concejo de Mieres podemos adscribir a esta tendencia de sobriedad y despojamiento, los proyectos de escuelas de Santa Cruz, según los planos de Jesús Álvarez Meana (h. 1932)(42) y de pabellones escolares en Villapendi, Turón, según proyecto de Francisco González López Villamil (h. 1935)(43). Los planos remiten a esquemas similares a los del período anterior, pero se tratan los volúmenes con mayor sencillez: sólo hay planos que se cruzan, líneas rectas, ningún detalle meramente ornamental y los vanos se recortan con nitidez. Se opta por edificios de planta baja, siguiendo el modelo de construcción en pabellones independientes, que acogiesen cada uno tres secciones, según se postulaba por los renovadores.

 

El propio Bustelo se ocupa entonces (1934) del proyecto para Instituto de Enseñanza Media de Mieres, resuelto con estos principios y nunca llevado a efecto, así como el de Avilés (1932). Es obra de este mismo autor las comúnmente denominadas Escuelas Blancas, en la ovetense calle Padre Suárez, del año 1935, compuestas con estos modernos criterios; puede destacarse tambén el Grupo Escolar de la calle General Elorza, de 1934, y puede citarse asimismo a José Avelino Díaz con el Instituto Alfonso II de Oviedo (1934)(44). Otra obra destacable en esta misma línea es la de la Escuela Graduda de Noreña, obra de un joven Joaquín Vaquero Palacio, proyectada en

1932(45).

 

Pero parece que la obra más próxima a ésta que nos ocupa del OMA es el Instituto Provincial de Higiene, levantado según proyecto de Rodríguez Bustelo en Oviedo en 1935: “gran pureza formal, y una construcción determinada por el vidrio, ladrillo y paramentos enlucidos alternando. Cubierta en terraza y amplio desarrollo horizontal con una planta asimétrica en U y un aspecto bien diferente del actual, después de varias reformas de los años 50”(46).

 

En síntesis, Asturias experimenta entre 1930 – 1934 una renovación en los principios que regían la arquitectura en general y la escolar en particular, tendiendo en proyectos de mayor o menor envergadura hacia el mismo ideario de funcionalismo (en el sentido de adaptación rigurosa al programa de usos), al racionalismo (en cuanto a formulación de volúmenes, composición de fachadas) y a la incorporación de nuevos materiales. Una construcción austera estéticamente, económica constructivamente y radicalmente moderna(47).

El Orfanato Minero es deudor, así, del contexto constructivo y estético de su tiempo. No surge de ninguna de las instituciones existentes para la construcción de escuelas, pero, como en ellas, los arquitectos experimentan la necesidad de avanzar hacia postulados racionalistas, inclinándose por fórmulas más tradicionales en algunas piezas.

Sin duda, la singularidad de su carácter, como institución benéfico – docente; la trascendencia social que tenía el proyecto; la magnitud de los recursos que (al menos, en principio) respaldarían esta institución y, por último, la complejidad del proyecto, que reunía un centro de acogida, de cuidado sanitario y de formación escolar para niños y niñas hizo que se apartara de los cauces habituales para su construcción.

Sobre unas bases redactadas ex profeso y un complejo programa se abre un concurso de proyectos infrecuente entonces en la región; tras el debate, se opta por el presentado por Bustelo y Casariego. Estos arquitectos trabajan en la línea de ese racionalismo periférico de su tiempo, elaborando su propuesta, y lo hacen además alentados por un Ernesto Winter que conoce y defiende esos postulados.

Con su formación de arquitecto (aunque no llegara a titularse), con su bagaje experimentado en viajes a instituciones europeas, con su conocimiento personal de Le Corbusier en Barcelona, en 1928, este ingeniero demuestra su cercanía a las formas nuevas y su reflexión crítica en un trabajo de gran interés: “La arquitectura racionalista”, que publicó en El Constructor en 1928(48).

 

Así, el Orfanato se relaciona con otros centros escolares, con otras fundaciones de carácter benéfico – docente de su tiempo (como la gijonesa Fundación Honesto Batalón(49)), pero en su implantación en el medio, en su composición mediante pabellones, en su articulación espacial – funcional y en su disposición formal demuestra una mayor ambición y novedad, que la convierten en modélica.

 

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34 El estudio más exhaustivo y brillante sobre este organismo es el llevado a cabo por Purificación LAHOZ ABAD, “Los modelos escolares de la Oficina Técnica para la construcción de escuelas”, Historia de la educación, nº 12 – 13, Enero – Diciembre 1993 – 94, pp. 121-148

35 Se trabajaba con libertad en la creación, sólo requiriéndose el respeto por las normas pedagógicas y técnico-higiénicas y con el criterio de “modestia en el coste y austeridad en la traza”. Leopoldo TORRES BALBÁS, “Los edificios escolares vistos desde la España rural”, en Oficina Técnica para la Construcción de Escuelas, Madrid, M. de Instrucción Pública y Bellas Artes, 1933, pp. 56-57; “Nuevas escuelas en España. Obras de la Oficina Técnica”, Arquitectura, nº 104, Diciembre 1927, pp. 427-434.

36 Siglas del Grupo de Arquitectos y Técnicos Españoles para el progreso de la Arquitectura Contemporánea, una asociación fundada en Zaragoza en 1930 y disuelta con la guerra civil, en que se reunieron los arquitectos interesados en la integración social de la arquitectura de una forma racional, en sintonía con los postulados defendidos por Le Corbusier o la Bauhaus en Europa.

37 Tuvo su reflejo directo en sendas exposiciones de arquitectura escolar, organizadas por ambos organismos, siendo las conferencias leídas con tal motivo las integradoras del texto ya citado: OFICINA TÉCNICA PARA LA CONSTRUCCIÓN DE ESCUELAS, Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1933, y su réplica la hallamos en sendos números de la revista: AC GATEPAC, nº 9, 1º Trimestre de 1933, Número dedicado a escuelas, y AC GATEPAC, nº 10, 2ª Trimestre 1933, La escuela en la “ciudad funcional”.

38 MINISTERIO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Y BELLAS ARTES, Oficina Técnica para Construcción de Escuelas, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1934

39 Purificación LAHOZ ABAD, “Los modelos escolares...”, pp. 121-148

40 Prueba de este interés es el tratamiento en el IV CIAM, en 1933, del tema escolar, fundamentalmente en lo relativo a su relación con la ciudad moderna. Véase “La escuela en la ciudad funcional”, en A. C.GATEPAC, nº 15, 1933 y W. M. MOSER, “La escuela en la ciudad”, en A. C. GATEPAC, nº 28, 1933.

41 José Ramón ALONSO PEREIRA, “Racionalismo al margen: el estilo salmón”, Q Arquitectos, Colegio Superior de los Colegios de Arquitectos, Madrid, nº 65, Marzo 1983, pp. 38 – 47.

42 Archivo General de la Administración (AGA), Sección Escuelas y Construcciones, caja 6357, expediente para la subvención de cuatro escuelas unitarias en Santa Cruz; Archivo Municipal de Mieres (en adelante, AMM), Sección licencias de obra, sig. 163 7. 2, Escuelas de Santa Cruz, 1925-1932; Región, Oviedo, 8 Diciembre 1933.

43 AMM, Sección Educación, sig. 7. 3. 4 / 69, Edificios escolares construídos por este Ilustrísimo Ayuntamiento con subvención del Estado, antecedentes, 1938; AMM, Sección licencias de obra, sig. 162 J. 7, Villapendi, Escuelas, 1934

44 Véanse las breves pero interesantes reseñas que aparecen en María José CUESTA RODRÍGUEZ et alii, Guía de Arquitectura y Urbanismo de la ciudad de Oviedo, Oviedo, COAAS – Cámara de Comercio – Fundación Caja de Arquitectos, 1998, pp. 166 y 171.

45 Véase José Antonio PÉREZ LASTRA, Vaquero Palacios, arquitecto, Oviedo, COAAS, 1992, capítulo dedicado a la producción del arquitecto en los “Años 30”, pp. 31 – 55 y fotografía en p. 257

46María Cruz MORALES SARO, “Un arquitecto centenario: Enrique Rodríguez Bustelo”, Vetusta, Ayuntamiento de Oviedo, nº 10, Marzo 1985, p. 7 y fotografía antigua p. 8

47 Sobre arquitectura asturiana en la década de 1930, puede consultarse José Ramón ALONSO PEREIRA, “La arquitectura asturiana de los siglos XIX y XX”, Enciclopedia Temática de Asturias, Gijón, Silverio Cañada ed., 1981, volumen 5, pp. 258 – 263; José Ramón ALONSO PEREIRA, Historia general de la arquitectura en Asturias, Oviedo, COAAS, 1996 (pp. ); Joaquín ARANDA IRIARTE, Los arquitectos de Gijón alrededor del racionalismo: los años 30, Oviedo, COAAs, 1981; Rosa FAES, “Algunos aspectos sobre la arquitectura asturiana de los años 30”, Actas del IV Congreso CEHA, Zaragoza, Universidad de Zaragoza – CEHA, 1983

48 Ernesto WINTER BLANCO, “La Arquitectura Racionalista”, El Constructor, Barcelona, nº 54, Junio 1928. Reproducido en Ernesto Winter B. Sólo la vida inquieta es vida, Gijón, Ateneo Obrero de Gijón, 1993, pp.121 – 129.

49 Archivo Municipal de Gijón, sign. 16/1934, Cesión a la Fundación Batalón de un terreno en Santa Catalina para la construcción de un edificio – escuela para niñas pobres y sign. 418/1934, Licencia a la Fundación Honesto Batalón para construir un edificio escuela en el Cerro de Santa Catalina (incluye el proyecto de José Avelino Díaz Fernández Omaña, fechado en octubre de 1934, con memoria y planos). Sobre su funcionamiento, es útil la consulta de FUNDACIÓN HONESTO BATALÓN, Reglamento aprobado por la Junta del Patronato en sesión celebrada el día 7 de setiembre de 1943 en las consistoriales..., Gijón, Imp. la Versal, 1944.